domingo, 19 de mayo de 2024

Contaminación visual y Desidia en Arica

Into Cables en Arica

El 18 de agosto del 2016, salió al aire en Radio Pukará FM, una columna que escribí titulada: "Los Cables no Dejan ver el Bosque" y que estuvo centrada en comentar el grave riesgo para la ciudad y la contaminación visual, que significa el cableado aéreo, principalmente en el centro de la ciudad.

8 años después, y con la misma administración municipal, aún se mantiene.

Decía "No existe centímetro de ciudad que no sea víctima de esta contaminación visual, que de manera silenciosa, ataca nuestra calidad de vida, la armonía arquitectónica, el desarrollo urbanístico de nuestra Arica, que es un Museo vivo, un patrimonio que hemos recibido y que debemos legar al futuro".

Hoy reconozco que me equivoqué.

San Marcos esquina Patricio Lynch
Pleno centro de Arica
El Museo son los propios cables que penden amontonados de postes muchas veces en su límite de capacidad de aguante. Ese cableado, en un gran porcentaje muerto y en desuso, es el artefacto en la vitrina que señala la evolución de lo que ha sido el propio crecimiento y cambio tecnológico de la ciudad.

8 años después, en Arica, se siguen pasando la pelota entre el distribuidor eléctrico, las empresas que arrendaron el servicio para la postación aérea y el Alcalde de Arica, que de tanto ver esa olla de tallarines, ya no le importa, no le molesta y permite que con su desidia por este tipo de problemas que afectan a las personas y a la imagen ciudad, continúe en el tiempo.

¿Quién debe pagar por sacar dichos cables?

Hasta los tribunales se han enredado en tener una sola y oportuna postura.

Por eso es que todos prefieren judicializar un problema y así eternizar la solución.

"Pero también existen otros casos de contaminación visual esta vez producido por letreros, gigantografías y hasta pantallas led de empresas que facturan importantes cantidades. Igual que instituciones públicas que otorgan los permisos para que ello ocurra, sin discriminar en un ordenamiento que los haga más amigable y menos invasivo".

En el caso del cableado aéreo, la empresa de distribución eléctrica lucra cobrando arriendo o derechos de uso de su postación.

¿Y la municipalidad?

También lo hace cobrando derechos de publicidad, patentes u otros ingresos que percibe por estropear el paisaje urbano. En ese sentido, constituye un incentivo perverso para que sigan contaminando el espacio aéreo de la ciudad.

Regular mediante un instrumento normativo comunal o regional los nuevos proyectos inmobiliarios, de renovación o mantención de espacios públicos, las fachadas de las propiedades privadas de la ciudad, y un largo etcétera, parece ser parte de cualquier solución.

Soterrar el cableado aéreo es un imperativo para una ciudad que se define como turística. Una obligación para rescatar el valor inmobiliario de nuestro casco antiguo y para contribuir a la salud mental de todos los vecinos.


Por supuesto que esa intervención tiene un costo elevado. Sobre 200 mil dólares cada cuadra. 

Pero cuando uno lee la prensa y se entera de la cantidad de recursos que se han robado en el caso convenios o lo que se dilapida contratando ñoquis como favor político en cada repartición fiscal o municipal en Arica, entonces podemos exigir que de una vez por todas, prioricen estas gestiones que sí van en beneficio de los ciudadanos.

Quizás si en esta próxima elección municipal comenzamos a hablar de estos temas, el alcalde y el propio concejo municipal empiecen a pensar como hace el común de la gente.


AhoraArica!


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