domingo, 21 de julio de 2024

A la Deriva

A la Deriva: la zozobra de la izquierda generacional moralizadora

El proyecto político ideológico de la izquierda generacional gobernante, ha sido derrotado simplemente por la realidad.

En cada nivel de poder donde se ha instalado desde el año 2015 aproximadamente, ha fracasado y se ha rendido frente a los hechos, los datos y a su propio discurso.

El contraste entre su oferta política, la demanda social y lo que finalmente aterriza como gestión del poder, ha hecho cortocircuito desde el inicio. 

Este, de esporádico y banal ha pasado a ser permanente y grave.

Si entendemos la política como el conjunto de acciones para desarrollar un proyecto ideológico determinado, es decir, el instrumento para llevar a cabo la idea, también debemos entender que este debe contener en su dinámica natural, permanente, dialéctica si usted quiere, mecanismos que la “midan” con respecto a los hechos, las percepciones de la sociedad, con el contexto y con la contingencia. Un termómetro propio que permita “sentir” la temperatura de esta política en relación con su propósito último: el bien común.

Un presidente que llegó al poder convencido de que
no estaba preparado para dicho cargo. Hoy los dichos
de Gabriel Boric resuenan como una advertencia que ni él
ni los electores tomaron en serio.

Contrario sensu, una política petrificada, inflexible, mecánica queda desalineada más temprano que tarde con el contexto sobre el que actúa y a mi modo de ver, esto tiene mucho más que ver con el diagnóstico que con la incapacidad de reacción.

Me explico.

Lo que parece una proposición tan evidente en la práctica no lo es. Por décadas, quizás siempre, el desalineamiento entre la política y los ciudadanos, ha constituido un problema irresoluto tanto para partidos como para políticos de profesión quienes asumen circunstancialmente cuotas de poder y no solo me refiero al poder de la administración del estado, sino que, a toda clase de poder sea permanente como en el caso del Congreso, o extraordinario como fueron los casos de las Convenciones constituyentes. Incluso se manifiesta en otros actores del estado como Gobiernos regionales y Municipios lo que agudiza el problema al ser estos, dos de los órganos del estado más cercanos a la ciudadanía.

“Llegan al poder y se desentienden de sus electores, de sus prioridades, de sus promesas”, es lo que se escucha periódicamente en cualquier lugar donde se reúnen dos o más personas, pero en el caso de esta Nueva Vieja Izquierda gobernante, esta crítica ya alcanzó ribetes terminales.

Tengo la impresión, y dejando fuera a la incondicional clientela que surfea con los cargos y beneficios de los gobiernos de turno, que la gran mayoría, propios y extraños, coincidimos en que este ha sido un muy mal gobierno. Quizás no el peor de la historia por obra del bendito mercado que ellos tanto detestan, un cobre situado sobre 4 dólares la libra durante gran parte de su gobierno ha sido un milagro del cielo en el que tampoco creen, pero si no son el peor, pelean con ventaja el vicecampeonato.

En materia de promesas, por ejemplo, para este gobierno de izquierda adolescente las hay de tres clases.

Las promesas de campaña que no pueden cumplir porque a sabiendas de que eran imposibles igualmente las ofrecieron irresponsablemente, como la eliminación universal del CAE que al parecer terminará en un proyecto “que no será ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario”; en la confusión, ganas. En esta lista agregue usted la devolución de la deuda docente, las 260 mil nuevas viviendas, los 2 mil kilómetros de ciclovías, el término de la práctica de nepotismo o la rebaja de sueldos de autoridades y tope de estos mismos en altos cargos del estado.

Promesas de campaña que luego no son cumplidas. 
Es un tipo de Estafa Electoral que queda en la completa
impunidad. Finalmente como todos de alguna forma
la cometen, nadie es capaz de avanzar en su penalización.

Las promesas que intenta cumplir pero que no lo logra porque no saben, no pueden o en el fondo, no quieren. El mejor ejemplo es en el ámbito de la seguridad pública. Con estadísticas lapidarias, unas peores que otras, iniciativas inverosímiles como el tótem de seguridad presentado por el Subsecretario Vergara o con indultos de delincuentes que a meses volvieron a la cárcel porque son y seguirán siendo delincuentes vocacionales.

Por lejos la crisis de seguridad será el verdadero legado de Gabriel Boric, pero siendo justos, fue el Boric diputado el que se la legó al Boric presidente.

Finalmente, las promesas que sí ha cumplido pero que han sido incapaces de transformar la vida de las personas, que debiera ser el leitmotiv de cualquier propuesta ideológica, porque si no aspiro a cambiar el sistema por y para la gente, qué sentido tiene llegar al poder.

Dentro de este frágil y acotado listado encontramos las inauguraciones y reinauguraciones de proyectos y programas que vinieron del gobierno anterior. Desde los stocks de vacunas hasta los tramos de líneas férreas, los buses eléctricos, la construcción de viviendas sociales, la ampliación de proyectos mineros y tantos otros que han vestido estos dos años y medio a un presidente que, sin lo anterior, andaría desnudo.

Por eso no se entiende que aún después de 28 meses de asumida esta administración, insistan las ministra Tohá y Vallejo en culpar al gobierno anterior por lo que se hizo y lo que no se hizo como forma de disimular su falta de competencia para asumir los cargos que detentan.

De esta forma, no me cabe duda alguna que este barco a la deriva llamado Chile, llegará a puerto solo arrastrado por la corriente. Mientras tanto, la izquierda generacional y moralizadora que nos gobierna, seguirá ejerciendo sus funciones en la zozobra del fracaso.

lunes, 15 de julio de 2024

El Doctor NO

Manuel Monsalve: El Doctor No 

Ante la ya frecuente pregunta de sí la delincuencia, el crimen organizado y el narcotráfico están de alguna forma sin control, imperando en todo el país, la respuesta del Gobierno siempre es la misma: No. 

Difícilmente un funcionario, de cualquier Gobierno, contestaría algo diferente, y eso de cierta forma es casi entendible. Hacerlo significaría no solo admitir una realidad ya extendida en Chile como es el fenómeno de la inseguridad, sino que también la responsabilidad de una gestión que siempre en este aspecto ha estado al debe.

El Subsecretario del Interior es un hombre práctico.
Ante la realidad que insiste en contradecir su relato, haciendo
cada más difícil su cuestionada gestión, él decide negar, decorar o relativizar la Verdad.
El médico transformado en el Doctor No.
Asumieron sus cargos de Gobierno pasando de apoyar explícitamente la inconducta pública de las hordas del mal llamado estallido social, hasta justificar, desmerecer e intentar cubrir con un manto de olvido, la rápida intrusión de las narcomafias en la política y San Ramón es la mejor prueba de aquello.

Resulta difícil indultar delincuentes comunes o reunirse con un terrorista buscado por la justica, en Paris, y luego salir al frente a perseguirlos. Tan difícil como ganarse la confianza de policías y carabineros que ahora son su brazo investigativo y represor del crimen organizado, la delincuencia común y el terrorismo, después de que los denostaron, persiguieron judicialmente y hasta amenazaron con disolver sus instituciones.

Hace muchos años que desde la política acuñaron diversas formas para la palabra Verdad.

Entre más alambicadas fueran las explicaciones, definiciones y argumentos públicos, menos problemas tendrían para mantener el ejercicio del poder. Esa es la práctica que practican casi como un mantra.

Por cierto, culpar a este Gobierno y a sus autoridades por esta conducta sería un despropósito. Aquello acompaña la gestión gubernamental desde hace mucho, casi como un axioma.

Pero la Verdad sigue teniendo una sola gran definición. Siempre será el juicio o proposición que no se puede negar racionalmente. La conformidad objetiva entre las cosas, los hechos y las afirmaciones.

A pesar de su formación profesional como médico, el subsecretario del interior Manuel Monsalve insiste en sus afirmaciones ambivalentes y cuando no, negar los hechos que nos abruman a todos.

Se ha especializado en ello o quizás siempre fue parte de su desconocida impronta. Lo cierto es que hoy su cargo o función bien podría llamarse la de “Subsecretario de las medias verdades”.

El problema es que no existen las medias verdades, señor subsecretario. O estas lo son o son simplemente mentiras.

Una mujer no puede estar medio embarazada, un cadáver no puede estar medio muerto y un gobierno no puede ser medio inepto. En los tres casos lo correcto es la objetividad de los hechos: estar o no embarazada, estar o no muerto, ser un Gobierno inepto.

Y el problema es que para el Doctor No, quien niega, decora o relativiza los hechos, la inseguridad que invade todo el país es solo una sensación de la gente.

El pasado fin de semana, cuatro menores de edad de entre 13 y 17 años fueron acribillados y rematados por un grupo de delincuentes que usando armas automáticas, que no se venden en el mercado, acabaron con sus vidas. La respuesta, también automática del Doctor No, fue asegurar que se trataba de “un problema territorial entre bandas de traficantes”.

Cuando el propio fiscal del Ministerio público no terminaba de impartir las instrucciones de investigación a Carabineros de Chile, el subsecretario del interior y seguridad pública definía “la matanza de Quilicura”, como una reyerta entre bandas narcos.

Es más importante establecer un tipo delictual y conocido por la ciudadanía, que reconocer que fueron asesinados 4 niños de una población de Santiago.

No se trata de exculparlos a priori o de negar la ocurrencia de este fenómeno delictivo que incluye a menores de edad. Se trata de reconocer que los niños son víctimas de este descontrol que hoy vivimos y que forma parte del ámbito de su competencia.

Se trata de no estigmatizar personas, en este caso niños, de sectores populares del país con el propósito de dirigir la discusión al terreno más favorable para su gestión. Chile ha combatido hace mucho los delitos relacionados con el narcotráfico. Por eso es que se apuró en rayar la cancha para que su discusión se diera en un área que maneja y en donde puede decorar con datos la Verdad que busca ocultar.

Cuando secuestraron, torturaron y asesinaron al refugiado político venezolano, Ronald Ojeda, Manuel Monsalve y su Gobierno se apuraron en poner un manto de duda sobre la participación de la dictadura de Nicolás Maduro en una operación en territorio nacional.

Transitaron desde la duda para luego abrirse “a todas las hipótesis”.

Los hechos, la realidad, finalmente la Verdad, terminó desmoronando esta ecléctica estrategia en donde por supuesto, tuvieron el apoyo coordinado de sus partidos políticos. Menos del Comunista, quienes elevaron la apuesta afirmando que había sido una operación de la CIA o una purga entre venezolanos opositores al régimen Chavista.

Hasta hace algunos años la función de decorar las noticias, de contar medias verdades, de crear relatos que luego eran difundidos por medios de comunicación, cooptados o afines al Gobierno de turno, era facultad casi exclusiva de la Secretaría General de Gobierno, función que por cierto, cumple hoy en forma destacada la señora Camila Vallejo.

La ministra Camila Vallejo y su trabajo de "hacer más digeribles" las malas noticias.
Otra política que se inventó 20 definiciones alternativas
para la palabra Verdad. Ha hecho de la mentira,su mejor cualidad.
Pero el Doctor No se ha empeñado en discutirle en la práctica, ese sitial en el que la ministra comunista pareciera no tener competencia.

El subsecretario del interior Manuel Monsalve, ha sido un leal escudero de este insuficiente Gobierno, negando los hechos y la verdad.

Pero ello no puede ser interpretado como un elogio. Más bien como una vergüenza que lo acompañará más allá del 11 de marzo de 2025. 

lunes, 8 de julio de 2024

Una Izquierda Desesperada

El Dilema de la Democracia

La reciente votación en la Cámara de Diputados, que dejó sin sanción a los electores que no cumplan con su obligación de votar en las próximas elecciones, es un claro reflejo del compromiso circunstancial que algunos políticos, preferentemente de izquierda, tienen con la Democracia. 

En efecto, eximir de sanciones, por menores que estás sean, a los inmigrantes con derecho a voto, y que debiendo sufragar en las próximas elecciones municipales y de gobiernos regionales no lo hagan, constituye una derogación tácita de la Ley de voto obligatorio.

Si extrapolamos las preferencias presidencial del inmigrante con derecho a voto, estos en un alto porcentaje votarán por candidatos de la Oposición. Ese es la razón de que La Moneda y la izquierda en general, quiera meterle mano a la elección de Octubre del 2024.

En pocas palabras, integrantes del poder legislativo intentan de facto quitarle a este su facultad exclusiva y excluyente para crear, modificar o derogar las leyes mediante los mecanismos técnicos y constitucionales convenidos en Democracia. Parlamentarios que se automutilan por una agenda electoral. 

Las preguntas iniciales son por qué y para qué.

La Democracia liberal, ¿hay otra?, es para los políticos frenteamplistas, comunistas y socialistas en general, un mal necesario que bien prefieren torcer, saltar o sencillamente prescindir dependiendo del contexto, las encuestas y demás intereses mundanos de los que en dos años de gobierno ha quedado claro, no quedan exentos.

Este “compromiso circunstancial con la Democracia” descansa sin duda alguna en toda suerte de ideas, conceptualizaciones y paradigmas con los cuales han construido su refugio ideológico partidista y que por supuesto no están dispuestos a poner en riesgo.

Por eso es que no les molesta defender, alabar y sentirse parte de gobiernos tiránicos o autócratas como los de Nicaragua, Venezuela, Cuba o Rusia.

A su paso van siempre dejando claro que la Democracia para ellos no constituye un valor sino que solo un instrumento de poder. La usan, la manipulan y están dispuestos incluso a desecharla si eso lo consideran necesario.

Las únicas dictaduras posibles en la América Latina del siglo XXI serán de izquierda. De hecho en el siglo XX la única de ellas que fue de derecha, fue la chilena.

Todo lo anterior explica razonablemente y de manera rápida, el por qué.

Pero lo más penoso es entender el para qué.

El gobierno de Gabriel Boric debe ser por lejos el más incompetente en nuestra historia reciente. Ningún otro, al menos desde el restablecimiento de la Democracia, ha sido tan vocacionalmente mediocre.

Esta conclusión compartida por moros y cristianos es la que explica la desesperación por una elección, la de Octubre, que las huestes socialistas vislumbran como catastróficas para sus intereses electorales.

Saben que una elección con voto obligatorio que se acerque al 90% de participación ciudadana cambiará el mapa de poder en el país, lo que les hará perder sus redes territoriales asentadas principalmente en los municipios, pero que también hipotecará su suerte en las elecciones generales del año 2025.

La solución: que vote la menor cantidad de inmigrantes con derecho a voto pero esto, con la ley de voto obligatorio, no era posible. Decidieron eliminar las sanciones por no votar lo que resulta en su derogación tácita. Ese fue el ardid dado que era poco presentable hacerlo de la manera convencional.

Con voto voluntario ganaron municipios, gobiernos regionales y la propia presidencia de la República. Con el voto obligatorio perdieron los plebiscitos constitucionales llegando al insólito caso de tener que votar, todos ellos, por la Constitución de Pinochet.

Y para aumentar el síndrome depresivo del que no pueden salir las autoridades de gobierno, los parlamentarios y el ministro Álvaro Elizalde quien encabeza la arremetida, ni siquiera intentan salvar la actual administración, su programa o las expectativas de un nuevo gobierno adolescente.

Buscan solo asegurar sus propias reelecciones y en el caso del ministro, los cientos de kioscos al interior del Estado donde pululan familiares, amigos y compañeros del partido.

La presidencial del próximo año ya la dieron por perdida el mismo 11 de marzo del 2022.

A la Deriva: la zozobra de la izquierda generacional moralizadora El proyecto político ideológico de la izquierda generacional gobernante, h...