Crimen de 3 Carabineros: La Hipocresía de la mala política
El asesinato de 3 Carabineros de Chile en una
emboscada a la colombiana, no es una noticia que debería siquiera
sorprendernos.
Esto no ha sido casualidad.
Aún las limitadas capacidades de sus precursores,
destruir sin la obligación de proponer siempre es fácil. Se puede estar dedicado a ello
con total impunidad porque nunca enfrentan los efectos de sus conductas. Tampoco nunca con interpelados socialmente y muy pocas veces, por los medios de comunicación. Siempre tan proclives a crear frankensteins para después entrevistarlos.
Como los diputados frenteamplistas y del partido
comunista por ejemplo, que en los últimos años se dedicaron a negar la aprobación de
cualquier ley o reglamento que diera respaldo y aumentara las
competencias y facultades de nuestros Carabineros de Chile.
Los más sinceros al menos votaron cada vez para oponerse a la Ley Antisaqueos o la Ley Naín Retamal. Los flanes como el diputado por Arica, Vlado Mirosevic, se abstuvieron. La cobardía en su mejor expresión.
Hoy día, cuando se siguen sumando Carabineros asesinados por terroristas y delincuentes, aparecen en fila poniendo cara de circunstancia y hablando de "mano dura, cuidar a Carabineros o perseguir a los delincuentes".
Incluso más de alguno -no Gabriel Boric- hablaron hasta de Terrorismo.
Como cambian su discurso de acuerdo a los vientos que
soplan. No conocen la vergüenza, menos el arrepentimiento.
Hasta el presidente del partido comunista, Lautaro Carmona, apareció en
Los Álamos para el responso fúnebre. El mismo que se opone a la extradición del
asesino terrorista Galvarino Apablaza desde Argentina, que ordenó el horrible homicidio de un
Senador de la República en ejercicio, Jaime Guzmán.
Exigen respeto y hablan de anticomunismo.
También hablan de credenciales democráticas impecables. Sinvergüenzas.
La investigación de este triple crimen conducirá, con toda seguridad, a la autoría de grupos narcoterroristas con agenda étnica que asolan el sur de Chile hace décadas.
Si no es la droga, es la madera, la extorsión, el robo de animales, la amenaza a los ciudadanos o las tomas de fundo que después CONADI les compra y reparte la tajada.
Pero hoy también se visibiliza la situación de una zona
diezmada por la violencia.
Regiones sin Ley, asoladas por terroristas con
subsidio del Estado y con protección política y jurídica que se concentra en La
Moneda.
El otrora narcoterrorista más famoso del mundo, el
colombiano Pablo Escobar Gaviria, puso su sello a la muerte de policías y
militares mediante emboscadas, hábilmente planificadas.
Llamaban denunciando un crimen, delatando a un traficando, dateando hasta el propio escondite del hombre más buscado del mundo.
Cuando se acercaban al lugar eran atacados por todos los flancos. Hasta desde las azoteas. Bloqueaban su huida y robaban su armamento que luego era distribuido en niños y jóvenes sicarios.
Fueron responsables de la muerte de 657 policía entre los años 1989 y 1993.
Un criminólogo que nos cuente si aquí no hay un modus operandi común.
El crimen de Sergio, Misael y Carlos -porque los
Carabineros tenían nombre, familias, hijos y madres que hoy los lloran- pasará
solo a aumentar el número de mártires, pero no será suficiente para mover la
aguja de los cambios reales.
El gobierno no tiene convicción de revertir el actual
estado de cosas. No podríamos esperar que la tenga si ellos mismos las
fomentaron, idearon, respaldaron o incluso justificaron.
Porque si alguien se dedicara a dibujar la “trazabilidad”
de las relaciones políticas, de amistad y hasta económicas de los Narco Terroristas étnicos, ese camino llevaría
indefectiblemente a La Moneda.